Este texto es un buen ejemplo de como prácticamente toda la teología moderna está infectada de modernismo, incluso cuando se disfraza de aparentemente católica, mezclando la buena doctrina y el veneno del modernismo.
«La ignorancia inculpable o invencible nunca ha sido ni será un medio de salvación. Para ser salvado, es necesario estar justificado, o estar en estado de gracia. A fin de obtener la gracia santificante, es necesario tener las disposiciones adecuadas para la justificación; es decir, la verdadera fe divina en al menos las verdades necesarias de salvación, la esperanza confiada en el divino Salvador, la tristeza sincera por el pecado, junto con el firme propósito de hacer todo lo que Dios tiene ordenado, etc. Ahora, estos actos sobrenaturales de fe, esperanza, caridad, contrición, etc. , que preparan el alma para recibir la gracia santificante, nunca puede ser abastecida por la ignorancia invencible; y si la ignorancia invencible no puede suplir la preparación para recibir gracia santificadora, y mucho menos puede otorgar la propia gracia santificante. «La ignorancia invencible», dice Santo Tomás, «es un castigo por el pecado. (De, Infid. Q. x. , arte. 1).
Es, pues, una maldición, pero no una bendición o un medio de salvación… Por lo tanto Pío IX dijo que, si un hombre fuera invenciblemente ignorante de la verdadera religión, tal ignorancia invencible no sería pecaminosa delante de Dios; que si tal persona observara los preceptos de la Ley Natural y hiciera la voluntad de Dios en su mejor conocimiento, Dios, en su infinita misericordia, puede iluminarlo para alcanzar la vida eterna; porque, el Señor, que conoce el corazón y los pensamientos del hombre, en su bondad infinita, no sufrirá que nadie se pierda para siempre sin su propia culpa. Dios Todopoderoso, que no condena a nadie sin su culpa, pone, por tanto, a las almas como están en invencible ignorancia de las verdades de la salvación, en el camino de la salvación, ya sea por medios naturales o sobrenaturales. »
Padre Michael Muller, C. SS.R., «El Dogma Católico», pp. 217-218, 1888
El texto es muy esclarecedor y ortodoxo en el primer párrafo: «La ignorancia invencible es un castigo por el pecado» (Santo Tomas) y no un medio de salvación. Por eso no se entiende lo que finalmente dice en el segundo párrafo en el se afima algo así como que si eres buen chico entonces Dios te salva…. Es decir, primero dice que su ignorancia es un castigo, y luego afirma que si es buen chico…
Por otra parte, si bien es lógico que Dios no condena a nadie sin su culpa, como dice el texto, también es completamente cierto que nadie se salva sin la Gracia de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Y aquí solo se habla del buen comportamiento de esa persona que la hace merecedora de los medios para salvarse.
El texto, de hecho, cae en la misma aberración del Vaticano II cuando dice que si eres buen chico Dios te salva:
PRIMERO. Dios es misericordioso, pero también justo y resulta que venimos al mundo empecatado por el Pecado heredado de nuestros Padres, de forma que el apóstol puede decir sin problema:
9 ¿A qué conclusión llegamos? ¿Acaso los judíos somos mejores? ¡De ninguna manera! Ya hemos demostrado que tanto los judíos como los que no son judíos están bajo el pecado. 10 Así está escrito:
«No hay un solo justo, ni siquiera uno;
11 no hay nadie que entienda,
nadie que busque a Dios.
12 Todos se han descarriado;
juntos se han corrompido.
No hay nadie que haga lo bueno;
¡no hay uno solo!».
13 «Su garganta es un sepulcro abierto;
de su lengua salen engaños».
«¡Veneno de víbora hay en sus labios!»
14 «Llena está su boca de maldiciones y de amargura»
15 «Veloces son sus pies para ir a derramar sangre;
16 dejan ruina y miseria en sus caminos,
17 y no conocen la senda de la paz».
18 «No hay temor de Dios delante de sus ojos».19 Ahora bien, sabemos que todo lo que dice la Ley, lo dice a quienes están sujetos a ella, para que todo el mundo se calle la boca y quede convicto delante de Dios. 20 Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la Ley; más bien, mediante la Ley cobramos conciencia del pecado.
Romanos 3:9-19
SEGUNDO. Y por eso sabemos que solo nos podemos salvar por la gracia absolutamente inmerecida de Jesucristo, el -señor, verdadero hombre y verdadero Dios.
Y esos dos elementos esenciales de la Doctrina las ignora el segundo párrafo del texto citado:
1) Porque ni nos salvamos porque seamos buenos chicos (además de que no lo somos).
2) Ni nos salvamos porque Dios vea que como somos buenos chicos nos merezcamos salvarnos. Cierto que Dios nos quiere salvar respetando nuestra libertad. Pero esa voluntad salvífica de Dios tiene un nombre, un único nombre: JESUCRISTO. Pero el segundo párrafo del texto citado, ni siquiera nombra al Señor.
Al fin y cabo, ¿cuál es la mentira fundamental con la que nos quiere engañar el modernismo? Esa última mentira es: NOS PODEMOS SALVAR POR NUESTRO PROPIO ESFUERZO SIN NECESIDAD DE JESUCRISTO. Es decir, Jesucristo, según esa impostura de modernismo, es superfluo a la hora de salvarnos.